jueves, 22 de enero de 2009

“…Continuo divagando o desvariando…”

Corrientes 17 de marzo del 2008.

04:15 am


Cada cual que entienda lo que quiera.

…Antes de continuar, he de decirles que estas semanas, días, que pasé sin escribir quizás podría decir que permanecí en abierto dialogo con el Che, y de a ratos me perdí o me sumí en mis propios y complejos sentimientos. Por ello es que el dialogo no puede ser transcripto aquí, ya que esta lleno de horas con ideas cambiantes y a veces nebulosas propicias para descansar la mente.

En estas semanas mucho ha cambiado mi perspectiva, que a su vez ya había cambiado poco antes también. Digamos que la acumulación de información terminó por abrumarme y hoy por hoy no tengo en claro lo que pienso o siento sobre ciertos temas. Evidentemente en mis charlas con el Che, hubo ese intercambio informativo del que hablo y que termino con un cerebro sobrecargado. (Obviamente hablo de mi cerebro claro).

No puedo entrar en numerosas consideraciones que debería hacer para explicar mi estado actual. Supongo que la madeja ira desenredándose lentamente por sí sola.

Se muy bien (aún conservo ratos de cordura) que no puedo “realmente” hablar con el Che, porque el Che esta muerto, murió en Bolivia hace más de 40 años, al menos es lo que la historia indica pero no voy a entrar en eso ahora. Cuando digo hablar con el Che, lo que intento significar es que pretendo comunicarme con él a través de sus ideas, sus pensamientos y sus acciones, a través de los hechos, el contexto histórico y las figuras que lo rodearon. A través del pasado y a través del presente, a través de sus “discípulos”, de sus enemigos, de los que pudieron haberlo traicionado y de los que podrían ser considerado verdaderos críticos de este personaje histórico. Esto es lo que he estado haciendo y sigo aún en ello. Es esa abundancia de datos y contradatos lo que hoy me impide poder sacar algo en concreto de toda su historia. Solo me queda seguir investigando. Y eso es ahora tarea emprendida, en acto, solo que comprendo que llevara su tiempo. Deberé volver sobre muchos pasos y llegar a la raíz de todo y es comprensible que para eso se necesita tiempo.

Mientras busco, indago, investigo, clasifico y enloquezco, sólo voy a decir por hoy, de esto, un par de cositas más: Primero, se que es raro como desde el comienzo de mis notas dispersas, los temas han ido tomando formas y caminos diferentes. Quizás eso se intensifique o en el camino una nueva bifurcación nos lleve a reencontrarnos con aquella obsesión mía por la muerte y los pensamientos oscuros, o quizás por primera vez he encontrado aquello por lo cual quiero escribir, “el tema”, “la musa inspiradora” que le dicen. Lo cierto es que mi interés por el Che Guevara ha existido siempre, sólo que nunca me permití o no pude, por falta de tiempo, empaparme de este tema que hoy me ocupa.

No se si existe una razón concreta que justifique mi interés, puesto que me reconozco diferente a él, en el pensar y también en el obrar. No estoy de acuerdo con él en numerosas cosas y otras muchas hoy comprendo que desconozco absolutamente. Sin embargo aquí he encontrado un porqué que me invita a investigar (primordial tarea como futura “supuestamente” licenciada) y aquí pretendo por primera vez, continuar y profundizar en una verdadera investigación.

El tema de la muerte (repito, aquella obsesión de mi vida) no se ha ido pero muchas veces me ha limitado, frente a ella me resulta difícil seguir, vaya uno a saber la razón y sin embargo se que vuelvo a ella una y otra vez. Pero hoy he encontrado un tema concreto (en realidad la muerte es más concreta que otras cosas puesto que es inalterable en nuestras vidas, ha de suceder invariablemente pero en realidad quizás es más palpable en todo caso investigar sobre la vida de alguien que sobre la muerte posible nuestra, puesto que de todas formas cuando esta llega uno ya no es). Y como decía este tema me abre las puertas en cierto modo a este último tramo de mi carrera que hoy comienzo a recorrer. Por primera vez encontré algo que me invita o me obliga (según les parezca) a adentrarme en esa laboriosa tarea de investigación y me presiona a hacerlo del mejor modo, siguiendo análisis críticos y métodos correctos.

Volviendo con el tema de la muerte, el propio Guevara la sintió durante toda su vida, así que en cierto sentido, para mí ¿no será sólo un medio para volver al comienzo? ¿Para encontrar mí como? Quizás esa es la idea. Mezclemos las cosas y veamos que sale…

Segundo, El Che Guevara es amado y odiado por diferentes sectores extremistas, también es admirado por virtudes falsas o exacerbadas y es denostado por crímenes y errores que se contradicen todo el tiempo. Es una marca, es un mito, es leyenda, es héroe y a la vez asesino, es un ángel o un diablo, benefactor o un egoísta. Polos opuestos totales se cruzan todo el tiempo. Aunque no logre discernir yo aún, la verdadera figura del Che, yo sigo admirándolo en cierto modo y en ciertos momentos de su vida. Sigo creyendo que simplemente fue alguien que creyó ciegamente en sus ideales, que creyó que cambiar el mundo era posible y que a su vez se equivocó muchas veces y cometió errores y horrores y finalmente cayó como ser humano de carne y hueso que era. Eso fue el Che para mí. Poco o mucho, no abundan este tipo de personajes capaces de creer y de luchar por sus convicciones hasta el final, no abundan aquellos que se arrojan (no sin algo de temor creo, pero a la vez con coraje) hacia la muerte por defender aquello en lo que creen.

Yo pienso que el Che murió por defender lo que creía. Culpable, ingenuo, loco, o rebelde sin causa, es algo que creo no puede ser confirmado por nuestra historia que muchas veces sólo cuenta verdades parciales de uno u otro bando. Para mí, parte de lo que él creyó, pensó y sintió, murió hace mucho con él mismo allá en Bolivia.

Por mi parte y aún en constantes contradicciones, admiro su lucha, su fuerza, y el fervor por el ideal que defendía, quizás sea porque nada de eso encuentro en mí, ni creo poder encontrarlo. Para bien o para mal, el Che luchó, creyó, soñó y defendió por y en esos ideales que lo acompañaron en esos años revolucionarios de su vida. Yo en cambio (y ya ven, vuelvo al comienzo) ya no lucho, ya no creo, ya no sueño ni defiendo. Entonces creo que esta justificado que mientras tanto, sea este mi estado definitivo o no, investigue sobre ese hombre en el que quizás encuentro el verdadero ideal revolucionario. (Ideal verdadero no quiere decir que lo juzgue como adecuado o no, correcto o incorrecto, bueno o malo, sólo es eso, un ideal que no deja de ser el ideal real y único para quién lo siente y lo persigue).

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