martes, 6 de enero de 2009

“Absurdos Totales”

Corrientes 5 de febrero del 2008.
03:54 am


Hoy quizás puedo decir que un rayito de esperanza se cierne ante mí. Aunque considero que esta frase es demasiado cursi y ñoña por llamarla de alguna manera. En realidad creo que es absurda, pero bueno siendo que es lo común en mis pensamientos, que más da ¿verdad? En fin, aceptémosla como cursi o absurda pero posible. Ahora bien este rayito de esperanza no hace referencia alguna a mi reencuentro con mí ser perdido, eso que quede bien claro. Ambos seguimos vagando dispersos, soñando con París (o algo que refleje la frase divagante del final del otro día).
El rayito de esperanza tiene que ver con el futuro, un futuro que por lo general veo muy negro. Aclaremos otra cosa ya que estamos; esto, lo que escribo, sea lo que sea que tenga por objetivo, meta, tema o el gran “porque” que lo inspire, no es un diario de esos tan emocionales, superficiales a veces, y hasta bobos que solemos escribir las mujeres. Estos fragmentos inconexos que me permito escribir, son, permítanme llamarlos, “problemas”, no exactamente de los cotidianos, del tipo se me descompuso la heladera, me dejo mi novio o me pelee con una amiga. Para mí son problemas existenciales y que el señor Kierkegaard no se ofenda, ni mucho menos Sartre o el eminente Heidegger. Por lo pronto son mis problemas y tengo el derecho de llamarlos como quiera y dado que hago además referencias sobre mi vida dispersa de estos tiempos, entonces corresponden a mi existencia y por ello puedo llamarlos también como lo he hecho. Aunque debo decir que lo de problemas no me cierra del todo y tampoco dilemas, seguiré pensando eso y ya comunicaré si hago un cambio al respecto.
Ahora volvamos con lo del rayito de esperanza y el futuro negro. Imaginaran que ese futuro negro se ve inquietante, agitado u alterado ante semejante posibilidad. Y diría que rompe con mi esquema pesimista desequilibrando mis malos augurios y dramas ficticios. La verdad es que es una experiencia traumática para mi negatividad pura, descubrir de repente que aún existen rayitos de ese tipo. Resulta desolador ver caer por la borda lo que uno creía una vida ya perdida y abandonada a su suerte. Eso produce angustia y gracias a… (¿a quién?) bueno, no importa, porque con la angustia que renace se recrea otra vez el universo pesimista que me sostiene. Uno no puede creer que es todo color de rosas, o sino que sentido tendría la vida si las intrincadas posibilidades que nos inventamos los seres humanos no fueran en efecto posibles, todo sería demasiado fácil entonces. Debe haber por el contrario un lugar para todo. A veces se gana y a veces se pierde. A veces vivimos y a veces morimos. Los rayitos de esperanza por sí solos no hacen nada. Hay un mundo de posibles allí afuera y por muchos rayitos que tengamos, las posibilidades nos recuerdan que todo puede suceder ye entonces el futuro vuelve a ponerse negro. Y es ahí donde hoy me detengo, porque de nuevo regrese a la normalidad, la mía por supuesto.
El universo pesimista sigue allí ¡que suerte! Ahora todo vuelve a ser como era y el esquema recobra el orden oscuro y negativo de siempre. Un esquema donde el futuro negro señala solo una constante irrebalsable o infranqueable quedaría mejor, esa constante es la más posible de las posibilidades, de las suyas y de las mías, es la constante de la muerte, el enemigo al acecho o el amigo seguro. La única constante paradoja de la vida: saber que lo que ahora vive, algún día tendrá que morir irremediablemente.
Por hoy es suficiente. Ya el rayito se fue apagando y yo me siento mejor. Les dejo una frase que dice algo así: “La muerte no es una sola, la muerte puede ser muchas, la muerte del otro, la muerte mía, la muerte de ilusiones perdidas; en todas morimos un poco, son muertes de las que no nos recuperamos más”. De acuerdo en realidad la reinvente porque no es así como decía, pero creo que la esencia de lo que intento expresar es esa. Hay otra frase que dice “Partir es morir un poco”. Supongo que también tiene algo de cierto. En todas nuestras muertes partimos pero yo digo ¿A dónde partimos?... En todo caso la muerte es la partida final, no como viaje sino como juego, es el final de todo. Es cuando arrojamos toda nuestra suerte a la mesa (y la suerte esta echada dicen) y descubrimos que lo hemos perdido todo. En fin como dije “partir es morir un poco”. Ahora yo parto también sin saber a donde pero creo que aún no esta dicha la última palabra, no he puesto en juego toda mi suerte, ni he jugado todas mis cartas. Aún no se inicia mi última partida, pero presiento que esta cerca como siempre, si el futuro negro la esta trayendo claramente… ¿o será oscuramente?...

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