viernes, 11 de febrero de 2011

El milagro de la vida o la montaña rusa de emociones en la que me subido…



Ctes 4 de diciembre del 2010

Observación Actual: 11 de febrero de 2011
Esto lo escribí cuando cumplía tres meses de estar embarazada. Mucho ha pasado desde entonces. Los nervios y los miedos continuan, pero también las alegrías y las emociones. Sentir la primer patada, conocer su sexo, verle moviendose dentro tuyo en la ecografía y sobre todo saber que falta menos que antes para tenerle en brazos; todo eso compensa los dolores de cabeza y de otro tipo que se sufren en este complejo camino de 9 meses. Hoy comparto con ustedes este escrito y la foto de Sofía. Cuando mi vida ahora compartida me de tiempo o cuando las musas venzan a las preocupaciones volveré a escribir con mayor asiduidad como tenía pensado. Por ahora les dejo esto y espero que les guste
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Hoy me siento a escribir sobre estar embarazada. No comenzaré por lo clásico del día en que descubrí la noticia y todo eso. Arrancaré directamente por los sentimientos actuales, muchos de los cuales me acompañan desde poco después de haber asimilado la grata sorpresa. Hoy de hecho cumplo 12 semanas, estoy casi entrando en el tercer mes y es la primera vez en mucho tiempo, que sentí deseos de sentarme a escribir. Tampoco voy a decir lo clásico de lo maravilloso que es lo que estoy viviendo que no me importa nada más o que estoy a punto de realizarme y sentirme plena desdibujándose de esa manera el resto de mi vida. Claro que es maravilloso y grandioso. Creo que tener a mi bebé en mis brazos será el momento más feliz de mi vida y me sentiré plena. Pero lejos estoy de que no me importe lo demás o que el resto de mi vida carezca de sentido. Es un acontecimiento inigualable estar embarazada, pero eso incluye lo bueno y lo malo. Y créanme no todo es tan mágico como parece. Desde que estoy embarazada me he convertido en un ser extraño, quejoso, débil, inútil y demasiado sensible como para poder soportarlo incluso yo misma. Si tuviera ganas de recurrir a la palabrería filosófica, diría que estoy alienada. Sin embargo he de reconocer que resulta notablemente curioso el hecho de que debe ser la alienación que tarde o temprano por más nervios, dolores y pesares se traduce finalmente en una completa felicidad aunque también es capaz de multiplicar los primeros. Porque para mí han sido los tres meses más difíciles que he vivido hasta aquí, llenos de sentimientos encontrados y temores latentes. Sin embargo se que los meses y años por venir serán más duros aún, porque con Ricardo nos hemos embarcado en un proyecto de vida y ese proyecto se inicia precisamente y valga la redundancia, con ese momento en que los 9 meses culminan en aquel acto de dar vida.
Imagino lo que se me viene encima en los próximos años, no puedo cuantificarlo pero se lo que nos espera. No me arrepiento de nada, y se que Ricardo tampoco. Hasta acá vivimos 13 años de amor, en los cuales recopilamos millones de momentos con los que hemos construido nuestra historia. Vivimos nuestra vida por y para nosotros. Ahora nos toca vivirla por y para el/ella, hasta que el/ella pueda también vivirla por sí mismo. Hemos disfrutado todo, ahora vamos a seguir haciéndolo a través de el/ella.
Repito: No me arrepiento, aunque ahora las dudas, los temores y los distintos tipos de dolores se presenten en grandes cantidades y me atormenten día a día. Creo que nunca uno esta completamente preparado para el tremendo desafío que significa ser padres. Nada te da garantías. Sólo te queda saber reconocer el momento e intentar comenzar a disfrutarlo. No naces siendo padre y quizás nunca lo sepas ser perfectamente. Es un proceso constante que no culmina mientras vivas. Sin embargo a pesar de la incertidumbre, es una tarea que tarde o temprano la mayoría de nosotros la asume, la enfrenta, la disfruta y la vive.
Por ahora este ha sido un pequeño instante de escape del mundo incierto lleno de síntomas raros, de llanto, y de quejas en el que se han convertido mis días. Como estoy entrando en los tres meses, quizás pronto pasaré a la fase dos de este proceso que dicen es la más Light dentro de todo y estaré preparándome sobre todo mentalmente para la fase final en donde no se si todo vuelve a comenzar pero donde si puede suceder que la ansiedad nos juegue una mala pasada a la mayoría de las mujeres embarazadas. En el futuro no seré yo la que tenga síntomas raros, llore o me queje, y a pesar del miedo que me genera, sinceramente anhelo el momento en que ese futuro se convierta en mi presente.
Por ahora los dejo, intentaré ir retomando las riendas de mi vida aún cuando esta ya no sea mía solamente.

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