viernes, 13 de enero de 2012

Casi 8 meses de felicidad completa con plus de agotamiento constante y sin embargo alegría plena


Ctes, 13 de enero de 2012

Casi un año después me siento aquí a escribir de nuevo sobre la montaña rusa en la que me había embarcado cuando recibí la noticia de que estaba embarazada. En estos momentos Sofía duerme apaciblemente frente al balcón de nuestra casa. Creo que le gusta respirar el aire puro tal como a su mamá, mientras escucha música de distintos ritmos. La miro y me pregunto cuantas cosas más habrá sacado de mí. Tan chiquita y ya crece un poco traumatizada con temas como “todo cambia” de Mercedes Sosa o “Volver” de Gardel y hasta una “Canción para mi muerte” de Charly. Sin lugar a dudas me siento bendecida por disfrutar este momento. No sólo por verla dormir dejándome un hueco vació en mis horas cargadas de llantos, pañales y mamaderas, sino por verla crecer tan sana y fuerte y sobre todo feliz. Uno aprecia todo eso cuando los ve reír, jugar, pero también cuando duermen. Verla dormirse sola, sin teta, sin palmadas ni otro aditivo señala la evolución desde aquel primer día que llegara a nuestras vidas. La independencia es relativa pero marca una diferencia. A uno le alegra ver como va superando las etapas y al mismo tiempo le agarra miedo, porque es posible darse cuenta de lo rápido que crece, sabiendo que es un camino que tomara mayor velocidad y por ello quisiera por un momento detener el tiempo. Pienso que una parte de mi desea que se quede así como hoy, tan pequeñita y así poder cuidarla y protegerla frente a todo. Pero es una ilusión, uno ya sabe lo que ha aprendido y escuchado toda su vida de sus propios padres: no hay vuelta atrás. Sin embargo, todavía falta para eso. Al menos uno puede seguir soñando que durara para siempre, que nada va a cambiar aunque cada día sepa que no es verdad. Todo sigue su curso y nosotros solo podemos ayudarla en el camino, acompañarla, protegerla de todo lo que este a nuestro alcance y también de aquello que se nos escapa de las manos porque una madre y un padre harán lo que sea por evitar que un hijo sufra y al menos, conseguirán amortiguar siempre el golpe. Es así, ella construirá su mundo y seguirá un rumbo propio como también nosotros lo hemos hecho, pero como ya dije, todavía falta, engañemos al tiempo y robémonos cada instante para disfrutarlo a pleno. Sofía tiene mucho de mí y me dará dolores de cabeza seguro, sin embargo me seguirá dando alegría y felicidad como lo hace desde el día que llego a nuestras vidas.


Observación actual: Escribí esto hace un mes atrás aproximadamente…hoy Sofía duerme en su cuna y sin canción alguna, esta mucho más grande, mucho más picara, mucha más bonita. Sigo disfrutando y saboreando los maravillosos momentos que me regala cada día…No tengo mucho tiempo para otra cosa, por eso lo corto de este escrito habiendo paso tanto sin escribir. Vivo por ella y para ella y como dice la canción…no me pesa. A veces cansa, a veces uno no sabe que hacer, pero una sonrisa suya basta para saber que no importa el caos que la crianza de un hijo presenta, porque ellos son el máximo regalo que podrían habernos dado, la razón de nuestras vidas, el sentido de la misma. La plenitud misma en definitiva. Anhelo compartir con ella todo, por ejemplo llevarla al Paso y que disfrute como yo cuando era niña, jugar a las muñecas con ella, salir de compras, hacer las tareas y todo lo que nos depara el futuro junto a ella. Anhelo descubrir en que más se parece a nosotros, pero sobre todo anhelo que me sorprenda siendo tan solo ella misma, se que con eso me sentiré completa. En fin, la babosidad que tengo por mi hija termino por el momento. Espero poder volver a escribir pronto, puesto que tengo desde hace mucho, varias ideas en mente, pero ya veremos, soy madre de tiempo completo y el mayor problema es que me encanta serlo!!! Besos a todos los que lean.

No hay comentarios:

Twitter