viernes, 19 de diciembre de 2008

“La primera de mis notas dispersas”

Corrientes 30 de enero del 2008.
01:35 am

Tengo imperiosas ganas de escribir todo el tiempo y sin embargo cada día me postergo planteándome preguntas que hacen que termine huyendo de las palabras escritas. Escribir, pero ¿qué? A veces me descubro rumiando entre pensamientos y reflexiones tan dispares, tan inconexas, que me parece absurdo intentar plasmarlas por escrito, sin embargo se que no puedo seguir huyendo. Debo enfrentarme con mis demonios o mis miedos que se multiplican cada día con tremenda exageración. Debo hacerlo aunque no sepa bien “que” escribir, o mejor dicho que es lo que ahora mismo estoy escribiendo y que intento decir.
Un filosofo alemán, que en realidad no cuenta con todo mi interés (por decirlo de alguna manera) y que no hemos de confundir con otro notable alemán y aunque también rechazado por mi por razones diferentes pero que constituye una parte crucial de mi carrera y de algunos de mis constantes pensamientos, siendo aunque no lo quiera casi como un mentor y guía: Martin Heidegger. No, de ningún modo quiero confundir a este con el otro alemán al que ahora voy a parafrasear. Cuando llegue el momento, Heidegger tendrá su lugar correspondiente, aunque por supuesto diste mucho aún de poder yo llegar a comprenderlo.
En fin, este otro alemán, de una importancia indiscutida también, que no es Heidegger y que por parte mía no se lleva una mayor atención, supo decir un día algo así como lo siguiente: “El que encuentra un porque, casi siempre encuentra el como”. Disculpen asimismo que no les de en este momento el nombre exacto de este filosofo, pero a pesar de mis años acumulados como estudiante de filosofía, hay ciertos nombres (sobre todo los alemanes) que no solo me cuesta pronunciar sino que también se me escapa su correcta designación escrita. (Y no tengo ganas de buscarlo ahora tampoco).
En todo caso para dejar de decir que es un notable filosofo alemán y que no es por supuesto mi aprendido por la fuerza “mal necesario” que es Heidegger, hemos de distinguirlo por ahora con un término propio de sus obras “El súper-hombre”. La verdad es que no siendo no por cerca uno de mis autores predilectos, no termino de comprender porque lo he recordado a él en esta mi primera nota dispersa que hoy comparto con ustedes. (¿Quiénes? En realidad lo desconozco pero por el momento no es importante). Supongo ante todo que es la frase que ahora se me ajusta notablemente a mis intenciones imprecisas de querer escribir y no saber que. Supongo que en realidad solo debo descubrirlo pero que ese “porque” (según el súper-hombre) o el “que” según yo, se encuentra ya instalado en mi de alguna manera y cuando lo descubra inevitablemente sabre llegar al “como” del que el súper-hombre habla en esa frase, que no es textual pero que así se me presenta a mi entre mis recuerdos.
Estas notas son dispersas porque es como se manifiestan ante mis reflexiones de estos tiempos. No siguen, ni pretenden hacerlo por ahora ningún hilo argumentativo ni cosa que se le parezca. Será lo que salga, lo que tenga que ser. Por el momento ya he digo algunas cosas pero para no dejar tan oscura y absurda esta primera nota, he de agregar que sí hay un tema que esta claro en medio de tanta oscuridad. Todo lo que pueda decir, todo lo que pueda dejar entrever entre mis inconexos pensamientos esta rodeado, atrapado y atrincherado por una sola cosa, un solo sombrío e inevitable acontecimiento: La muerte. Mi muerte, la de los otros, la de los familiares, los amigos o desconocidos; aunque un poco cruel quizás, deba decir que no importa aquí el quién, es decir la muerte de quién sino una vez más el “que” y el “que” es en sí misma la muerte.
Por si no se han dado cuenta, sin querer he dado el primer paso firme, parece que por ahora mi “que” es la muerte, es mi porque más definido y mientras sigo dilucidando al respecto, seguro que llegare a mi “como”. Todo esto quizás porque (y valga la redundancia) todo parece indicar (cual un cartel señalizador de calles) con flechas direccionales incluidas que todo lo demás (sea lo que sea finalmente en este momento ese todo) esta dirigido hacia ella. Depende quizás de ella. Más tarde o más temprano habremos de llegar al final del camino y siempre estará ella esperándonos con una guardia tan fiel y tan segura, de la que jamás un ser humano podrá llegar a escapar…
Observación actual: Debo cumplir con algo que se me quedo atravesado. Es cierto nunca me acostumbro a escribir el nombre de este filósofo alemán, a los otros me termine acostumbrando pero con él me pierdo tanto en la pronunciación como en su escritura, pero finalmente vencí la fiaca de agarrar uno de sus libros para leer el nombre y aquí esta: Friedrich Nietzsche. Se que es fácil al fin de cuentas pero la t, z, s siempre me desorientan en donde van. En fin deuda cumplida. Otra cosa, la frase textual de este filosofo es “Quien encuentra un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo”.

No hay comentarios:

Twitter